No creo en el amor a primera vista
al igual que no creo que una imagen valga más
que mil palabras
tuyas.
A veces, el amor no es solo ciego.
A veces el amor prefiere no escuchar,
y se hace el sordo.
Y como a buen entendedor, pocas palabras bastan,
el amor se hace el mudo
y a nosotros nos hace
un nudo en la garganta,
nos coloca una venda en los ojos
y nos acerca el sonido
de violines al oído.
A los que dicen que el amor es ciego
y a los que dicen que no hay más ciego
que el que no quiere ver:
Mantened los ojos bien abiertos.