Me tenso bajo el ruido del pronombre "ella".
Envidio todo cuanto dices de su ser
y su forma de llevarte a las estrellas.
Quién pudiera hacer de ti esas maravillas
que le cuentas
en tus letras . . .
Ella . . .
Parece que te hace volar tan alto
y mientras tanto,
yo quisiera ser de ti
y de tu aire.
Y que ni el aire cupiese entre nosotros.
Ni el espacio , ni el tiempo , ni el miedo , ni ella.
Temo morir aplastada bajo el peso
de los besos
que le das.
Y cuando no puedo más,
sé que soy ella.
Que me escribes a mí. Que me llamas amor
y me entregas el tuyo.
Entonces es cuando ella
se hace pequeña
y se convierte en mí,
y viceversa.