He oído
que los gatos de Madrid ya no maúllan .
Quizás se han comido la lengua entre ellos .
Dicen por ahí
que la curiosidad mató al gato .
Pero es que tu felina sonrisa suicida
es adicta
a saltar precipicios
y ser precipitada
y precipitar
hasta tus ojos .
Desde tus ojos .
No era un juego, pero elegiste perder
y perdiste al menos
una de tus siete vidas .
La que tú tenías . La que yo te dí .
Esto lo quisiste tú .
Ahora no me cuentes que hoy el gato gris
está triste y azul .